¿Una llama de fuego en un cáliz?

Por: Rev. Juan Salazar.

¡Vaya símbolo! Hasta ahora estaba familiarizado con la cruz y el pez de los cristianos, la estrella de David de los judíos, la luna creciente y la estrella del Islam, el pentagrama de los neopaganos… Pero ¿un cáliz ardiente? ¿A quiénes representa y qué significa? Bueno, ahora verás.

Resulta que existe una religión llamada Unitario Universalista (sí, ya sé que el nombre es largo y raro pero qué le vamos a hacer) en la que no hay credo ni dogma, en la que todos son libres de tener las creencias e ideas que más les convenzan y convengan, en la que lo más importante es el desarrollo del potencial humano y la búsqueda del bien común.

Bueno, pues es precisamente a los unitarios universalistas a quienes representa el cáliz ardiente. No es necesario recordarte que el cáliz es un receptáculo. Lo que sí es importante es decirte que representa la conciencia del hombre pues en ella están contenidas infinidad de cosas: ideas, pensamientos, temores, historias, creencias… en fin, la lista es interminable.

Lo que quiero que sepas, pues, es que el cáliz simboliza tu propia conciencia, y es allí en donde debes comenzar tu transformación para convertirte en un mejor ser humano.

Pero en ese cáliz arde fuego. Y ese fuego representa al Dios inmanente, a la Divinidad que mora en ti y se expresa a través de ti. Porque el encuentro con lo divino solo puede darse en el templo de tu propia alma. Como lo establece uno de los principios de la religión Wicca: “si lo que buscas no lo encuentras primero dentro de ti mismo, no lo encontrarás afuera”.

Entonces, tú eres tu propio y verdadero sacerdote. Nada ni nadie se interpone entre el Espíritu Infinito y tú.

Esa Luz interior no solamente te ilumina a ti revelándote quien eres; también ilumina a los demás invitándote a servir a tus semejantes con tus dones y talentos. Una religión auténtica se traduce en amor y servicio, y la Unitario Universalista no es la excepción. El cáliz está puesto sobre la mesa. Es una mesa en la que serás recibido, servido y alimentado sin importar quién seas. Y en la que podrás también servir a todos tus hermanos. Así que… ¡Bienvenido seas!