por Sofía Lozano-Pallares, Directora del programa de Progressions en San José CA. Agosto 14, 2016
Progressions, es uno de los tres programas de educación de San José Jazz. Somos un programa intensivo de desarrollo juvenil dedicado a cambiar las vidas de los jóvenes en riesgo en nuestra comunidad identificando, cultivando y celebrando sus dones atreves de una rigurosa educación musical. Utilizamos la música para conectar con los estudiantes, desafiarlos con una educación musical rigurosa, ayudarles a construir una comunidad pro-social, y permanecer con ellos hasta que se gradúen de la escuela. Nuestra misión es ayudar a mantener a los participantes en la escuela, fuera de las pandillas y en el camino a convertirse en mejores estudiantes y ciudadanos contribuyentes.
Hemos trabajado en el distrito escolar Franklin-McKinley del Este de San José durante los últimos cinco años, donde nuestro personal ha desarrollado relaciones con nuestros estudiantes basadas en la confianza, el respeto y escuchando. Permítanme ilustrar cómo en nuestro trabajo, el valor del escuchar, el escuchar profundamente se extiende mucho más allá de la apreciación musical en un sentido tradicional.
Son las 8:55 de un martes por la mañana. Cerca de 40 estudiantes están entrando a nuestro salón principal mientras se saludan entre sí y se alistan para comenzar otro día en el campamento de verano. Millones de pensamientos pasan por mi cabeza relacionados con la logística del día. De repente, a mi izquierda, una clarinetista llamada Lan me toca el hombro y murmura suavemente “Maestra Sofía” todos mis pensamientos se detienen por un momento. La miro, se ve triste y preocupada “mi amiga Karina está enojada conmigo «, me dice; me giro hacia ella y escucho con mis oídos y también escucho con mis ojos mientras me cuenta lo que pasó …. Hay muchas cosas que necesitan mi atención en ese momento, pero en ese momento decido que por los próximos cinco minutos es crucial escuchar las tristezas y la preocupaciones de Lan.
Es un miércoles por la tarde. El maestro Oscar apresura a los estudiantes a tomar sus instrumentos y empezar el ensayo. Nuestro concierto se aproxima en una pocas semanas y él quiere asegurarse de que todos estén al día con el material. Mike, holgazaneando en su asiento, comienza a armar su flauta. El maestro Oscar lo mira y le pregunta ¿Mike, estás bien?» Mike mira a Oscar y mueve la cabeza diciendo no, vuelve a mirar al suelo y dice «Estoy cansado, no he dormido bien … También tengo hambre» El maestro Oscar lo escucha y saca una barra de granola de su bolsa y se la da a Mike. Al final del ensayo, Mike se acerca al maestro Oscar y le dice: «Gracias por la barra de granola, tenía hambre. También estoy triste porque a mi tío le dispararon ayer por la tarde» El maestro Oscar gira su cuerpo hacia él y escucha el dolor de Mike. Muchos de nuestros estudiantes necesitan ser escuchados mientras procesan cómo la violencia de las pandillas afecta a sus colonias y comunidades.
Todos los días en Progressions, el maestro Gary está parado delante de todos los estudiantes durante la última clase del día . Los estudiantes se encuentran sentados en sus sillas con sus instrumentos en la mano y sus hojas de música en el atril. En unos segundos el maestro Gary va a elevar sus manos y dar la señal a toda la orquesta para que comiencen a tocar una pieza de música en particular. Mientras tanto, durante esos treinta segundos, el silencio en el salón es palpable y poderoso. Es un silencio Divino ya que todos están en un estado de conciencia absoluta. Es un espacio sagrado de comunión en la que cada miembro de la banda escucha y es escuchado.
Oír es una actividad muy sencilla, solo se necesita que el sonido sea capaz de llegar a los oídos y listo, no requiere ningún esfuerzo. Por el contrario, escuchar, es un constante reto, ya que nos forza a ser partícipes en un acto de solidaridad radical. El escuchar requiere presencia y atención; nos obliga a ignorar el ruido de nuestra ocupada vida moderna y a entrar a un espacio de atención completa y deliberada de las palabras, los gestos y los cambios en el tono de quién nos habla. El escuchar nos pide darle seguimiento a la historia que estamos escuchando, y saber escuchar lo que se está diciendo más allá de las palabras. El escuchar requiere empatía sin condiciones, empatía que no tiene miedo a sentir dolor o vulnerabilidad; empatía del tipo que entiende que la mayoría de las veces no hay respuestas correctas o incorrectas.
El equipo de Progressions está conformado de educadores, músicos, coordinadores de tareas y activistas sociales. Todos nosotros jugamos diferentes papeles dentro del programa, pero en el fondo, todos ejercitamos el escuchar y procuramos su enseñanza a los estudiantes. Empezamos por modelar el escuchar en nuestra rutina diaria: Lo hacemos mediante el fomento del diálogo y el escuchar activo entre los estudiantes, pero principalmente, la practicamos todos los días colaborando y siendo partícipes en el acto sagrado de crear música; porque, qué mejor manera de entender los dolores y las alegrías de la condición humana que sentarnos juntos y conectarnos a través de la música.
Iglesia de la Gran Comunidad
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