Esta noche, mientras caminaba en la bahía buscando pokemones y leyendo los resultados de la elección, como muchos, no pude evitar el sentimiento de desesperanza que caía sobre mí. Trump no solo lleva la delantera en la elección sino que durante toda su campaña le dio permiso a los misóginos y racistas de expresar su odio sin reserva. Esta noche en la bahía, la ciudad vivía una angustiante calma que se podía percibir en el ambiente y en el silencio de sus calles otras veces más concurridas, ¡y cómo no!. Y fue precisamente en la tranquilidad de las aguas que reflejaban las luces de la ciudad que entendí que esto solo significa que tenemos mucho trabajo por hacer, pero que vamos a salir adelante. Que este no es el momento de darnos por vencidos, sino de empezar a preguntarnos cómo podemos disminuir las brechas diferenciales entre todos los que habitamos en este país. Que las batallas no se ganan buscando argumentos ni expresando opiniones sino a través de las relaciones cercanas, honestas y reales con aquellos que piensan y viven distinto a nosotros. Lloren, griten, enójense y hagan lo que tengan que hacer, pero después súbanse las mangas para empezar a trabajar. Buenas noches a todos. Tania Márquez
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