«Por un momento, pongamos al mundo de cabeza, hagamos reyes y reinas de los humildes, bailemos en la calle y promulguemos una fiesta a la que todos estén invitados. Tal vez durante la cuaresma podamos reflexionar sobre cómo hacer que ese mundo exista por más de un momento.
¿A qué renunciarías con el fin de hacer lugar para todos en la fiesta?»
Traducido por Tania Marquez