«Cuando estás convencido de que el trabajo de justicia que realizas viene de un lugar más allá de tu control o que sirve un propósito mayor del cual solo eres un medio, entonces no hay nada que te detenga o que evite que sigas adelante»
Tania Márquez, Lider de Programa del Colegio Unitario Universalista de Justicia Social. (UUCSJ por sus siglas en Inglés).
El encuentro en Rancho Grande forma parte del plan del acción del UUCSJ, cuya mission es inspirar acciones de justicia sostenibles y efectivas, inspiradas en la espiritualidad.
Los guardianes del río Yaoska, en la municipalidad de Rancho Grande, son un ejemplo impresionante de organización comunitaria. Tierra cercana al pueblo fue concesionada a la compañía minera canadiense B2Gold. El terreno estaba siendo explorado pero los habitantes de Rancho Grande se oponían al proyecto debido a la contaminación inminente del río y por la manera en la que esto iba a afectar a sus comunidades y sustentabilidad. Durante meses, viajaron a todas las comunidades cercanas hablando con la gente: los invitaban a reuniones, los informaban sobre las amenazas ambientales que la minería presentaba, los instruyeron a no firmar documentos oficiales que pudieran utilizarse para falsificar documentos de apoyo a la mina. Durante un año entero, las mujeres cerraron las escuelas al no enviar a sus hijos a clases cuando se enteraron que los maestros les hablaban sobre los beneficios que la minería traería a la comunidad. Aunque los niños no asistían a clases, iban con sus madres a protestar y a bloquear la entrada a las escuelas. A pesar de sus esfuerzos, no lograban la atención de los medios de comunicación. Finalmente, le pidieron al obispo de la ciudad cercana de Matagalpa que fuera al frente de una manifestación que estaban organizando. El obispo les dijo que si conseguían 10, 000 personas para la protesta, el iría a la cabeza de la marcha. Nos dijeron que más de 15,000 personas se reunieron para esa protesta. Dos días después de la protesta, los guardianes del río fueron notificados de que el proyecto de la compañía minera se consideraba no viable en el área de Rancho Grande. Una pequeña victoria para el pueblo, aunque aún siguen en lucha puesto que la concesión de la tierra sigue vigente.
Nuestra visita al Río Yaoska
Cuando llegamos al rio Yaoska, que significa “hasta mañana” en misquito, el grupo de guardianes del río ya nos esperaba. Las mujeres estaban preparando la comida, los líderes del grupo esperaban bajo unas carpas y los músicos habían viajado con nosotros desde el pueblo de Rancho Grande.
Cuando Carlos el presidente de la organización, empezó a hablar sobre su trabajo, lo hizo citando el libro del Génesis, la historia de la creación y cómo Dios vio que todo lo que había creado era bueno. También citó la parte del Génesis donde Dios pone al hombre en el jardín del Edén para trabajarlo y cuidarlo.
Para Carlos y los otros guardianes del río, estos textos eran el ancla de su lucha contra la compañía minera canadiense B2Gold. Fue hermoso ver esa materialización de la fe. Para ellos era claro que Dios nos había dado esta Tierra para cuidarla y ellos asumían esta responsabilidad con orgullo y una gran convicción. Una joven líder, Samaria, compartió con nosotros canciones de su autoría que hablaban sobre su lucha contra la minera con letra como:
“Yo no puedo vivir sin aire, yo no puedo vivir sin agua, yo no puedo vivir sin bosques. Sin oro, puedo vivir”
Comimos, cantamos y jugamos en el río. Al final de nuestro encuentro, tuvimos una pequeña ceremonia de intercambio en donde les presentamos a los guardianes del río regalos de los Estados Unidos (mieles, nueces, chocolates) y una roca que simbolizaba nuestra conexión con la tierra. Ellos nos presentaron alimentos que constituyen su dieta y que ellos cosechan y preparan (arroz, maíz, cocoa, frijol).
Su compromiso con la justicia ambiental es motivante. Nuestro anfitrión, Ernesto, me contó sobre la importancia del cuidado de la tierra que lo iba a alimentar por años y del poco sentido que tenía el siquiera pensar en matar el suelo fértil al construir una mina.
A menudo escucho sobre lo importante que es anclar nuestro trabajo de justicia en nuestra fe, pero no lo había visto materializado antes. Los guardianes del Yaoska me enseñaron lo que eso significa. Cuando estás convencido de que el trabajo de justicia que realizas viene de un lugar más allá de tu control o que sirve a un propósito mayor del cual solo eres un medio, entonces no hay nada en realidad que te detenga o que evite que sigas adelante. En ese caso, el individuo se vuelve parte del todo y se entiende como tal. La lucha se vuelve más significativa, más urgente e inevitable. Es tanto una misión como un deber. Por lo menos eso es lo que aprendí de los guardianes del río.
Latest posts by Tania Márquez (see all)
- The Dreams of Our Ancestors - septiembre 27, 2017
- Tiempo - julio 12, 2017
- Identidad - junio 15, 2017