Ha quedado muy claro que el cáncer del racismo en los Estados Unidos, incluso después de todos estos años de lucha y debate, sigue siendo una fuente de discriminación, injusticia y violencia oficial. Tener un presidente afroamericano no ha disminuido, y algunos dirían que ha hasta aumentado, la acritud racista dirigido contra las personas de descendencia africana en esa nación. Todavía en pleno siglo 21, hay que insistir que las autoridades y a la nación entera, reconozcan que las Vidas Negras Importan.
Sin embargo, sigue existiendo una considerable confusión de que es el racismo en sí, por no hablar de las múltiples manifestaciones racistas en los medios masivos, en los libros de texto, y en las calles de las grandes ciudades. Un término muy usado y abusado en nuestro lenguaje cotidiano, el racismo como tal ha llegado a abarcar un gran estado amorfo de confusión, siendo que actuar o ser racista es por definición muy controversial en un país y mundo tan diverso. A pesar de algunos ejemplos obvios capturados en video como la policía disparando y matando a hombres negros inocentes y desarmados, todavía hay mucho rencor y el debate sobre lo que es o no es racista.
Tal vez tenemos que revisar las A-B-C de creencias racistas con el fin de reconocer mejor el racismo ya sea disfrazado hábilmente con el grito de, “USA! USA! USA!”, o deliberadamente exhibido y vocalizado desde la boca odiosa de Donald Trump.
La primera de las tres falacias fundamentales que establecen la creencia racista es que hay una jerarquía de razas con unas razas naturalmente superiores a otras en todos los sentidos. Todas las otras razas supuestamente siguen en orden descendente de mayor a menor en la inteligencia, la capacidad, el talento, el genio, el valor, la fuerza, la belleza, o cualquier atributo humano valioso.
En la tradición occidental la raza blanca europea es invariablemente numero uno en esta jerarquía, con la raza africana generalmente designado el deshonor de ser la más baja. Por supuesto, ha tomado una gran cantidad de colonización, dominación y violencia para mantener estas creencias erróneas en la mente de millones a través de los siglos. Se necesitará un masivo esfuerzo educativo para erradicar estas ideas, así como las otras dos falacias de la ideología racista.
Con la segunda falacia se imagina que existe un conjunto de capacidades intelectuales, psicológicas, artísticas, musicales, sociales, y culturales que están genéticamente relacionados con la raza de la persona. Lo que esto hace es asignar a cada raza ciertas habilidades o incluso discapacidades innatas que se transmiten tras las generaciones. Esta es una idea muy atractiva para muchos porque aparece ordenada y lógica, y hace que las relaciones interculturales e interraciales más predecible.
El único problema es que simplemente no es cierto. La mayor parte de la evidencia que tenemos de la psicología, la sociología y la antropología, así como de la historia y las humanidades, es que los seres humanos son muy adaptables.
Un hombre blanco puede tocar con ritmo la conga y el bongo, y un hombre negro puede convertirse en un maestro clásico del violín; depende mas de los intereses, oportunidades y talentos que tiene la persona, no de su raza.
Por último, la tercera premisa falsa es que las razas son separadas y distintas, sin ancestro común o significativo, y que su mezcla produce una descendencia inferior. Bueno, hasta la misma Biblia rechaza ese concepto siendo que Adán y Eva son considerados los padres de la entera raza humana. Pero el hecho de que siempre se representan como europeos blancos, si no nórdicos, crea una evidente contradicción, que toda la hipocresía en el cristianismo racista no puede explicar. Por supuesto, los europeos se inventaron todo tipo de historias para explicar el origen de las diversas razas, por lo general se presenta el origen de las razas mas oscuras como el resultado de un proceso degenerativo. Sin embargo, es irónico que nuestro ancestro común, según lo determinado por el mejor consenso científico moderno, vinieron de ningún otro lugar que Africa: la Madre Patria de la humanidad. No es extraño que la propia idea de la evolución es inaceptable para muchos racistas bíblicos.
Cuando se trata de la mezcla de razas, es una realidad que ha estado sucediendo desde el comienzo de la civilización humana. Lo que consideramos ser distintas razas se mezclaron en el antiguo Egipto y luego en todo el Mediterráneo durante siglos, y dio origen a las civilizaciones que florecieron durante cientos o incluso miles de años. Hoy en día en nuestra propia América Latina, la mezcla de razas, generado del mestizaje de europeos con populaciones indígenas y africanas, es evidente en todos los aspectos significativos de nuestras culturas nacionales, tanto en la música, la danza, la gastronomía, la literatura y el arte como en nuestras más profundas tradiciones religiosas y creencias espirituales.
Desde la expansión europea y la conquista del Nuevo Mundo, estos tres conceptos racistas han dominado la escritura de la historia y los primeros fundamentos teóricos de las ciencias sociales, muy especialmente la antropología. Fue durante la época de la conquista, la esclavitud y la explotación que los europeos formularon estas creencias racistas, y encontraron la justificación por sus crímenes contra la humanidad de color en la Biblia y en sus «investigaciones científicas,» los torcidos restos de los cuales todavía permanecen aún hoy en algunos círculos académicos.
Sin embargo, ahora con los medios modernos de comunicación y transporte, contamos con amplias oportunidades para la interacción de diversas razas, que puede generar conflicto o cooperación. Dado que tomará algún tiempo para superar nuestras creencias falsas y hegemónicos sobre el concepto de raza, al menos podríamos fomentar un ambiente social, cultural y religioso en el cual personas de todas las razas encuentren maneras de compartir en vez de competir. Hay comunidades espirituales, como la de los unitarios universalistas, donde la dignidad de la persona, sin distinción de raza, genero o nacionalidad es reconocida. Pero eso sólo podría pasar cuando empecemos a combatir las tres falacias racistas que nos mantienen separados e ignorante.
Julio Noboa
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Naturalmente se dice que entre hormigas no se mezclan, que la naturaleza nos hizo de una especie para seguir ese orden, es lo que he estado leyendo, en México vivimos (como en América latina en general) un alto índice de mestizaje, y ese es punto que muchas personas toman, para decir que Latinoamérica es la base de la manipulación, debido a la degradación de las razas, que somos susceptibles y que queremos «copiar» siempre el estilo de vida exterior que consideremos mejor (USA) no lo digo yo, he estado leyendo bastante y siempre llegan a la conclusión que los de raza pura son más «valientes» «fuertes» hasta resistentes a enfermedades, no sé si sea cierto, pero es una gran duda que siempre he tenido en mente, la tv te envía como msj que está bien ser blanca y tu pareja moreno o negro, o viceversa, pero si se da a la tarea de investigar eso solamente afecta hablando genéticamente… ¿Será cierto? Ya que ahora vivimos en una gran manipulación. Me interesó mucho su opinión y no soy racista, mi Padre es hijo de criollo y madre descendiente de españoles, mi madre es descendiente directa de españoles, no tendría porque ser racista, pero si hay conflicto en porque tanto odio y discriminacion.