Si, ella vive en la localidad bonaerense de Lobos y cada vez que la visito me atiende como si fuera un príncipe, se encarga de preparar el almuerzo que a mí me gusta y mi postre favorito, mejor no me puede hacer sentir. Ella es una maravilla en la cocina, todo lo que hace es mágico, indescriptible.
Pero mi tía es analfabeta, varias veces le regalé unos libros para que lea en sus tardes de soledad, pero me dice que no puede porque nunca fue a la escuela y no aprendió a leer ni a escribir, lo poco que sabe es por las amigas del club, donde se junta los días sábados a jugar a las cartas y tomar algunos vinos, ya te imaginas como es la vida de las solteronas.
Ella no conoce el lenguaje evangélico, nunca leyó la parábola del buen samaritano y nunca leyó Juan 3:16, además, nunca ha pisado una iglesia, tampoco tiene cable para mirar canales cristianos. Poca influencia evangélica ha tenido, para no decir ninguna, pero lo que sí sabe bien es jugar al póker con las amigas, eso le fascina, como a nadie.
En el barrio la llaman, la solterona Calcuta, se mete en toda obra de caridad que puede, si es con los chicos del comedor para cocinar o si es con la municipalidad para dar talleres de panadería y masas secas, siempre está involucrada en alguna actividad de ayuda social o jugando al póker, no se queda quieta.
Para explicar un poco esto de que mi tía analfabeta vive extasiada de Dios transcribiré textualmente algunos pasajes bíblicos que nos serán de refuerzo a la idea central de este breve escrito.
Vemos en tiempos lejanos como el Dios de la Biblia empuja a los judíos hacia la acción con el marginado, en Deuteronomio 15:7 se les dice que: Si hay algún pobre entre tus compatriotas en alguna de las ciudades del país que el Señor tu Dios te da, no seas inhumano ni le niegues tu ayuda a tu compatriota necesitado. Y continúa en el verso 11; Nunca dejará de haber necesitados en la tierra, y por eso yo te mando que seas generoso con aquellos compatriotas tuyos que sufran pobreza y miseria en tu país.
Posteriormente vemos que el profeta Jeremías habla al pueblo en los siguientes términos: Practiquen en este lugar la justicia y la rectitud, libren del explotador al oprimido, no humillen ni maltraten a los extranjeros, los huérfanos y las viudas. No maten gente extranjera en este lugar. (Jeremías 22:3)
También sobre Jesús se dice: Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. (Mt 25: 44-46)
Aquí un ejemplo más del amado discípulo Juan en su primera carta: Pues si uno es rico y ve que su hermano necesita ayuda, pero no se la da, ¿cómo puede tener amor de Dios en su corazón?
Solo nombramos algunos ejemplos pero podríamos decir que los profetas bíblicos son agentes de protesta social, de crítica sobre la realidad vivida en su comunidad, incluyendo a Jesús. Al parecer la centralidad en la mentalidad judía, como también en la de Jesús, estaba puesta en la salvación de las necesidades de aquellas personas que no tenían de si, la capacidad de estar en igualdad de condición con el resto. Hablamos de una salvación social. Hablamos de justicia social.
Por eso es que me viene a la memoria la vida de mi tía y caigo en el asombro de que cumple al pie de la letra con el corazón de la enseñanza de Dios en la Biblia! Es maravilloso, ella sin conocer sobre las cosas de espiritualidad, sin saber en lo más mínimo de que habla la Biblia ni quién es ese tal Jesús y los doce, sin tener tanto ruido en la cabeza en cuanto a los temas religiosos es la mujer que mejor me ha enseñado a vivir en Dios con su ejemplo.
Ella cada vez que ofrece su servicio de comida a los niños sin familia, cada vez que se acerca a las madres sin trabajo para enseñarles la profesión de pastelería, cuando me recibe y me hace sentir especial, cada vez que comparte de su tiempo con sus amigas para hacer esas reuniones sociales que tanto bien nos hacen, cada vez que se brinda y se da, cada vez que hace cada una de esas cosas, ella está siendo de bendición para sus amigas y amigos, para con Dios y para sí misma. Sin saberlo mi tía vive extasiada de Dios.
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