Haciendo Espacio para el Misterio (Autoría de Rev. Nancy Palmer Jones*)

En estos tiempos álgidos no está demás que nos invitemos a reflexionar sobre aquellos intrigantes pero sabios misterios que sustentan nuestra existencia.

A ambos lados de nuestro altar en la Primer Iglesia Unitaria, tenemos un hermoso conjunto de seis discos dorados, que representan las seis Fuentes del Unitarismo Universalismo. El primero de ellos está en blanco, una suave superficie dorada que algunos de nosotros piensan como un espejo y otros -con un guiño- como una charola de pizza. De cualquier manera, es una buena representación, sobre todo si pensamos en el espejo como el reflejo de lo más profundo de nosotros mismos o la pizza como una que podemos ensamblar, según nuestros propios gustos e intuiciones acerca de lo que nos nutre de una amplia selección.

La lengua oficial para la lectura de la primera Fuente es «Experiencia directa de ese trascendental misterio y maravilla afirmada en todas las culturas, que nos mueve a una renovación del espíritu y la apertura a las fuerzas que crean y sostienen la vida»

Al acercarme a este tema, siento un doble anhelo: en medio de tanta incertidumbre en nuestras vidas estos días, hambre de cierta certeza tranquilizadora, algunas respuestas sobre cómo en el mundo abordará los muchos problemas que enfrentamos. ¡Un poco menos de misterio, por favor, acerca de cómo todo esto resultará; un poco más dirección y claridad sobre lo que debemos hacer ahora para el bien del planeta y de todos nosotros!

Al mismo tiempo, añoro esa repentina, a menudo inesperada experiencia de la conexión con las partes de la vida que siguen siendo, año tras año, sigilosamente, increíblemente hermosa y trascendente. La alfombra de hojas caídas que me detienen en mis recorridos. El arreglo de la luna y las estrellas en el vasto cielo. La sincera conversación con mi conductor de Lyft compartido, en la unidad de una noche fría desde el aeropuerto a la casa de mi amigo en Brooklyn, sobre la muerte de nuestros amados padres. La estimada familiaridad de las caras de mis amigos, otra vez después de dos años separados. El tirón hormigueando de la interconectada red que nos mantiene inundados de compasión por las personas que no conocemos pero cuyas alegrías y penas nos tocan en el centro de nuestro corazón roto.

Hay explicaciones científicas o intelectuales para cada una de estas experiencias. Aun, la mera presencia de ellos en mi vida provoca un sentido de asombro y maravilla qué se siente misteriosa.

Gradualmente me doy cuenta que mi anhelo de respuestas y mi hambre de misterio no son opuestos sino complementos. No debo permanecer atascada en una u otra forma de pensar, «todo ciencia o todo sobrenatural» (la última una palabra que no resuena en mí). Podemos obsesionarnos en ambos/y-la esencia de la vida. Nosotros podemos buscar verdades que nos guíen; podemos elegir y apreciar ese sentido de misterio.

Hagamos una pausa en algún momento de cada día para hacer espacio para el misterio en todas sus formas. Pasemos conscientemente hacia cualquier cosa, grande o pequeña, que provoca asombro, admiración y profundo agradecimiento. ¿Observamos lo que exactamente nos concede una «renovación del espíritu y la apertura a las fuerzas que crean y sostienen la vida»? Pausar, notar, permitámonos sentir el impacto en nuestra mente, el corazón, el cuerpo o el espíritu de estas «experiencias directas de trascender el misterio y maravilla».

Esta práctica espiritual hace espacio para la esperanza en medio de tiempos difíciles, desalentadoras noticias y crisis tras crisis. Así que digamos un rotundo «¡Sí!» a la invitación de hacer espacio en nuestros corazones y nuestras vidas al misterio que nos sustenta.

Con amor por quienes somos y todo lo que somos favorecidos.