“Entre las naciones como entre los individuos, el respeto al derecho ajeno es la paz” ¿Pero cuáles son los derechos da cada ser humano? ¿Alguien tiene más derechos que otros?
Hace un poco más de ciento cincuenta años, Benito Juárez, presidente en aquel entonces de México escribió: “Entre las naciones, como entre los individuos, el respeto al derecho ajeno es la paz”
Cuando Juárez dijo esta frase, México estaba siendo invadido por las tropas francesas, para crear un imperio, a pesar de que México era una república. Por supuesto que los franceses invadieron México, pero no lo hicieron solos, ya que un pequeño grupo de mexicanos del partido conservador, ayudaron desde adentro para derrocar al Presidente Juárez y con ello, que México fuera un imperio.
¿Siempre me he preguntado porque un pequeño grupo de personas debe imponer sus ideas al resto de la sociedad? ¿Porque un país invade a otro para imponer su régimen político? ¿Porque una sola persona logra dominar a todo un país, para imponer sus propias ideas?
Desde tiempos inmemorables, los humanos se han matado por ambición, o matan a miles de personas, por no decir millones para imponer sus propias ideas o creencias. Si vemos la historia del mundo, podemos encontrar a un sinnúmero de dictadores que prácticamente han secuestrado a un país o a toda una región en nombre de una religión, la democracia, la economía, la política, la libertad, el modernismo, “el bienestar de la sociedad” o el supuesto humanismo.
La historia se repite y se repite todos los días. Por ejemplo, actualmente en muchos países hay un solo hombre el cual, a través del miedo y la fuerza policíaca, intimidan al resto de la población, convirtiendo a los hermanos en los peores enemigos.
“Entre las naciones como entre los individuos, el respeto al derecho ajeno es la paz” ¿Pero cuáles son los derechos da cada ser humano? ¿Alguien tiene más derechos que otros?
Cada uno de nosotros fuimos creados prácticamente iguales; tenemos dos manos, dos pies, dos ojos y todos tenemos la capacidad de ver, caminar y trabajar; Todos aprendimos más o menos de la misma forma a hablar, a escribir y a leer, todos tenemos la capacidad de decidir lo que nos gusta y lo que no nos gusta y cada uno de nosotros tenemos el derecho a la libertad, a la educación, a tener un trabajo digno con una retribución justa, a tener una familia, a ser felices, a profesar la religión que queramos, a tener el gobierno que creamos más conveniente. Todos estos derechos que cada ser humano tiene son irrenunciables e intransferibles.
Entonces, ¿porque entre los individuos al igual que entre las naciones, tratamos de imponer nuestra forma de pensar y de actuar? ¿Porque queremos que otras personas y otros países tengan nuestra misma manera de vivir?, ¿porque queremos que otras personas crean en lo mismo que nosotros creemos? ¿Porque entre individuos tratamos de pasar por sobre los derechos de los demás personas, países y culturas?
Todos los días miles de personas están agrediendo a muchas otras millones de personas porque creen firmemente que sus ideas y creencias son mejores que las ideas y las creencias de los demás. Un puñado de personas creen que solo ellos tienen la razón y la verdad absoluta. Solamente la forma de pensar y de vivir de ellos es la correcta y tratan a toda costa, aun quitándoles la vida a los demás, para imponer sus ideas.
Estoy hablando, de Sudan, Venezuela, Nicaragua, Honduras, Siria, Corea del Norte y de varios países más en el mundo, en donde unos pocos intentan imponer su forma de pensar sobre el resto de los habitantes de esos países.
Quiero que quede claro, yo no estoy en contra del socialismo, ni del comunismo, ni del capitalismo, ni de ninguna religión; en lo que estoy en contra es que un pequeño grupo trate de Imponer su forma de pensar a la mayoría, en base a que sus ideas o creencias son mejores que las ideas y creencias del resto de la población.
Donde hay desigualdad hay opresión. Las dinámicas opresivas dificultan y distorsionan las relaciones interpersonales en todos los ámbitos donde interactúan las personas, desde la pareja, los hermanos o los amigos, hasta las organizaciones, empresas y/o naciones. Hoy, en la sociedad hay tres tendencias comunes y peligrosas: la primera es la tendencia a no involucrarse en los procesos políticos y toda su complejidad. La apatía de muchos se ve apareada con la esperanza en un salvador idealizado; un salvador todo poderoso el cual va a resolver todos los problemas sociales y económicos, sin que nosotros nos involucremos. Y la segunda es que una sola persona que cree que solo ellos pueden pensar y “trabajar” en el bienestar del resto de la población, que sus ideas y procedimientos son lo único que va a “solucionar” los problemas sociales, económicos, culturales. A este tipo de personas les llamamos dictadores. Y la tercera es el ser parte de un grupo de apoyo del dictador, no porque las ideas y formas de actuar del dictador sean las nuestras, sino para sacar algún beneficio personal de la situación.
Lo primero que se manifiesta en una dictadura es la pérdida total del derecho a expresarse, a reunirse y a protestar, bajo el riesgo de perder la libertad o la vida, ya que a todos aquellos que nos expresamos en forma verbal, escrito o con protestas, para hacer valer nuestros derechos, se nos llama terroristas. Las consecuencias de una imprudencia verbal o escrita son inmediatas. Lo primero que organiza la dictadura es un cuerpo policiaco civil y militar muy eficientes. Asesorados por un servicio de inteligencia más eficiente aun, y un grupo de espías conformado por los padres, hijos, hermanos, amigos, compañeros de trabajo o vecinos de aquellos que están en desacuerdo con la dictadura.
Como las garantías constitucionales a la defensa, a pedir un abogado, a que su detención sea avalada por un juez honesto, están desaparecidas, cualquiera de los espías de la dictadura que acuse de una actividad o un escrito, o un rumor a otro, es tomado como verdad y la detención es inmediata.
Toda dictadura tiene establecido un sistema de interrogatorio, que utiliza de primera mano la tortura y el secreto. La gente se desaparece con una facilidad mágica. En esas cárceles improvisada se obtiene mediante el tormento físico y mental, cualquier dato que ellos deseen obtener, sea o no cierto.
La intimidación y la muerte, son los acontecimientos más comunes en esas circunstancias. No escapan los parientes y amigos de los indiciados al castigo, ni los ancianos, ni los niños, ni las madres.
La victima se desaparece, por pocos días o para siempre y no hay modo de reclamar o de saber donde está el pariente en desgracia. La propiedad privada pierde su garantía, cualquiera puede ser despojado de ella sin muchas explicaciones, sobran las explicaciones falsas y los testigos falsos.
Nosotros como Unitarios, convenimos en afirmar y fomentar el valor y la dignidad de cada persona, así como el derecho a la conciencia y el uso democrático dentro de nuestras congregaciones y en la sociedad en general.
Pero para que esta democracia sea realmente efectiva, cada uno de los que componemos esta congregación debemos ser parte de las decisiones que se toman en nuestra familia, grupo social, estado o país, porque de lo contrario, aún teniendo un sistema democrático, y si nosotros no participamos, un grupo de personas serán las que terminaran imponiéndonos sus deseos, sus ideas y sus creencias.
Para que la democracia funcione, cada uno de los componentes de un grupo, una sociedad, una nación o esta comunidad, debemos participar en todos los aspectos de ese grupo, esa sociedad, esa nación o de esta comunidad. Democracia no quiere decir que alguien deba imponer sus ideas, sino que cada uno de los que conforman un grupo, una sociedad, una nación o esta congregación, debemos ser parte activa en la toma de decisiones, nuestra voz y nuestro voto son importantes.
Nosotros los latinoamericanos cuando hablamos de nuestras ideas, de nuestros deseos, de nuestras creencias, de nuestras costumbres o tradiciones, siempre le ponemos pasión a las cosas, y como escribió Khalil:
“La pasión y la razón son el timón y las velas de nuestra propia alma viajera.
Si nuestras velas o nuestro timón se rompieran, no podríamos más que agitarnos e ir a la deriva o permanecer inmóviles en medio del mar.
Porque la razón, gobernando sola, es una fuerza limitadora y la pasión, desgobernada, es una llama que se quema hasta su propia destrucción”.
Por, lo tanto, hagan que su alma exalte a su razón a la altura de la pasión, para que cante.
Y dirigir su pasión con el razonamiento, para que ella pueda vivir a través de su diaria resurrección y, como el ave fénix, se eleve de sus propias cenizas.
Roberto Padilla
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