En espera del mesías (en la era del calentamiento global)

“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar superado”.

Alberto Einstein

El mesianismo es una ideología o tendencia mundial de la sociedad que se relaciona con la idea de la llegada de un mesías o héroe el cual llegara a solucionar todos los problemas económicos, legislativos, ambientales y morales de una sociedad, y sea local, nacional o mundial.

Nuestro pensamiento lógico nos dice que eso de estar esperando a que venga un mesías, o sea un héroe que nos salve de todos nuestros problemas es cosa de fantasía, pero cada vez que hay votaciones en muchos países del mundo (por no decir que en todos), los ciudadanos esperamos que ese candidato a la presidencia quien nos habló muy bonito sea el mesías que hemos estado esperando por mucho tiempo; y líderes y presidentes vienen y líderes y presidentes se van y las cosas continúan exactamente igual como siempre y nosotros seguimos esperando que el próximo en llegar sea el tan esperado mesías que solucionará todos nuestros problemas, ya sean locales, nacionales o mundiales.

El pasado 12 de Diciembre del 2015, los representantes de 195 países de los 198 que hay en todo el mundo se reunieron dos semanas en la Ciudad de París, los cuales finalmente, después de dos décadas, llegaron a un acuerdo acerca del calentamiento global, el presidente francés, François Hollande lo llamo “el primer pacto universal de la historia de las negociaciones climáticas”. Este pacto mundial intenta poner un techo a las emisiones de gases de efecto invernadero y al mismo tiempo, establecer un sistema de financiación para todos aquellos países que no cuentan con los recursos económicos para poder transformar su industria por una más limpia, más ecológica.

La idea central de este pacto mundial es que no siga aumentando la temperatura de nuestro planeta, porque de acuerdo a las predicciones de los científicos, si continuamos emitiendo gases de efecto invernadero tales como el dióxido de carbono, el metano, los óxidos de nitrógeno, debido principalmente al uso intensivo de combustibles fósiles en las actividades industriales y en el transporte, la temperatura global subirá los dos grados que los científicos están pronosticando para el fin de este siglo, por lo tanto, todos los países firmantes en este acuerdo de París, deberán limitar sus emisiones de este tipo de gases.

Qué alivio, los “mesías” se pusieron a trabajar para revertir el calentamiento global sin que nosotros, el resto de los humanos tengamos que cambiar nuestros propios estilos de vida, porque además, nosotros somos las víctimas de la ambición de las empresas transnacionales y de los gobiernos inescrupulosos.

Desafortunadamente, además, a este incremento de emisiones se suman otros problemas, como por ejemplo la deforestación (problema que no fue tocado en esta cumbre de “mesías”)probablemente debido a que la deforestación en el mundo, fundamentalmente la conversión de bosques tropicales en tierras agrícolas, ha disminuido en los últimos diez años, pero continúa a un ritmo alarmante en muchos países, de acuerdo con la FAO; y esto sin contar que las ciudades cada día se expanden más y más para dar vivienda y trabajo a más personas.

Actualmente somos 7 mil millones de personas viviendo en este planeta, por lo que es necesario crear más campos de cultivo y pastoreo; además de poder satisfacer la gran demanda de madera por parte de los consumidores de maderas finas y madera para la construcción, de toneladas de papel para satisfacer a los millones de lectores de periódicos ya los consumidores de productos embalados en cajas de cartón, por citar solo un par de consumidores de papel, y escasamente de leña para cocinar de los más humildes, terrenos para poder edificar casas, edificios, industrias, complejos hoteleros turísticos, en otras palabras crear más “infraestructura del progreso”.

La realidad es que cada uno de nosotros no somos las víctimas de las empresas trasnacionales, nosotros somos cómplices muy activos de estas grandes empresas que emiten los gases de efecto invernadero y de los gobiernos corruptos. El estilo de vida de nuestra sociedad es la que ha coadyuvado al calentamiento global y al deterioro del medio ambiente en general.

Nosotros los humanos como ustedes o como yo, no hacemos nada, ya sea por ignorancia o por apatía para evitar que nuestro planeta se siga calentando con la rapidez que lo está haciendo.

Es cierto que cada uno de nosotros no podemos construir plantas hidroeléctricas o nucleares para producir energía eléctrica limpia, ni podemos detener el uso y el abuso de los hidrocarburos en el mundo, por poner un par de ejemplos, pero si podemos actuar en forma local, para cooperar globalmente.

Necesitamos actuar localmente a corto, mediano y largo plazo con nuestros pequeños actos cotidianos, los cuales unidos a millones y millones de pequeños actos cotidianos más, podremos ayudar a los líderes mundiales sobre el conjunto del planeta.

Cada uno de nosotros necesitamos plantearnos seriamente qué podemos hacer para minimizar nuestro impacto sobre el calentamiento global, porque al final del dia, todos seremos los afectados.

Actualmente podemos adoptar algo que se le ha llamado “cultura de compartir”, con Internet como gran aliada, podemos compartir nuestro automóvil con vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de escuela para los trayectos cotidianos, ahorrando dinero y evitando más emisiones de CO2 a la atmósfera. También podemos usar nuestras bicicletas para trayectos cortos. En muchas de nuestras ciudades hay empresas que se dedican a rentar bicicletas las cuales las podemos devolver en otra parte de la ciudad.

Podemos planear nuestras compras de víveres, ropa, calzado, etc., para no tener que estar usando nuestros automóviles para ir a comprar a cada rato cosas que se nos olvidó comprar o que se nos terminaron.

Debemos empezar a consumir alimentos y productos elaborados localmente; por una parte ayudamos a los agricultores locales, y por otra evitamos el transporte de dichos alimentos y ahorramos dinero al mismo tiempo.

En muchos países actualmente se está impulsando la idea de los huertos escolares, con la idea de que los alumnos aprendan a cultivar sus propios vegetales y con ello contribuir en el ahorro familiar, la alimentación familiar y como auxiliar al medio ambiente.

¿Y si la mesa, una silla o el aparador se dañan? En este caso, nuestros abuelos no compraban un nuevo mobiliario, lo reparaban, ni mucho menos lo cambiaban cada 1 o 2 años, ellos conservaban el mobiliario, les daban una larga vida útil y con ello no influían a la tala de árboles como actualmente lo estamos haciendo.

Aquellos que acostumbramos leer el periódico diariamente, ahora contamos con el internet, en donde podemos leer las noticas locales o mundiales todos los días y así contribuiremos a que se requiera menos papel y contribuiremos para que nuestro planeta este menos contaminado.

En la naturaleza, la basura no existe.Lla naturaleza los recicla de una manera eficiente. Aprendamos de ella, creando nuestra propia composta con todos los desechos orgánicos que salen de nuestras cocinas y esa tierra la podemos usar en nuestros jardines, masetas o huertos escolares.

No solamente es necesario disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, los arboles de las selvas, bosques y ciudades son unos excelentes aliados para ayudarnos en esta tarea.

Dejémonos de esperar que él o los mesías vengan a salvar el mundo, mejor empecemos a cambiar nuestros estilos de vida nosotros, nosotros los que consciente o inconscientemente estamos destruyendo poco a poco a este planeta. Porque como dice Alberto Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo”.

Ecología