– Rubem Alves*
Para hablar de Dios, las personas siempre usan metáforas. ¿Por qué? Porque nadie nunca lo vio ni sabe como es. En los inicios de la Modernidad, se inventaron los relojes mecánicos. Existían los relojeros que los hacían y los suizos se especializaron en eso. Pero, de repente, hubo alguien que pensó lo siguiente: Dios debe ser un gran relojero y el Universo debe ser su reloj, ya que todo funciona muy bien… Esa persona usó una metáfora para entender a Dios y al Universo.
Ahora, los relojes son cosas banales, pero tenemos el mundo de los ordenadores. Pues, bien. Siguiendo su ejemplo, comencé a pensar como entender el mundo a partir de la óptica de la informática. El ordenador, para funcionar, necesita programas. Todos nosotros, para funcionar, también tenemos nuestros programas, que son llamados ADN. Cuando nacemos, tenemos un ADN en el cuerpo. Cada animalito tiene un ADN, cada vegetal tiene un ADN. ¿Por qué aquella planta florece en la misma época? Porque su ADN programó aquello.
Y una cosa curiosa es que la naturaleza tiene la tendencia a salvar – en el sentido del ordenador – el ADN de cada especie. Un ejemplo: una semilla de eucalipto va a dar origen a otro eucalipto. Eso quiere decir que la naturaleza va preservando el modelo, ella no se olvida. Cada semilla es un ADN lanzado para garantizar que aquella forma no desaparezca. Podemos decir que, del punto de vista de la naturaleza, el árbol puede ser mortal, pero su ADN no.
De ahí yo pensé lo siguiente: los seres humanos son los únicos seres vivos que tienen el ADN defectuoso. Nuestro programa no es un programa terminado. Los seres humanos son los únicos seres vivos que tienen la libertad de inventar su propio programa. Por ese motivo es que inventamos la culinaria, la moda, el arte, la música, inventamos la arquitectura, o sea, nosotros no somos como plantas o animales que repiten. Nosotros tenemos la capacidad de crear cosas nuevas. Entonces pensé: si la naturaleza es tan cuidadosa en preservar las formas antiguas, ¿será que ella no tendrá un modo de preservar aquello que nosotros inventamos? Decidí jugar con la idea. Pura metáfora. ¿Quién sabe si no existe en el Universo un disco rígido, un winchester de ordenador, que salva lo que nosotros inventamos?
Así, cuando muramos, aquello quedará a salvo, registrado. Entonces, yo podría decir que este disco rígido que graba es eso que las personas llaman Dios. Sólo que hay una cosa: en mi visión este disco rígido no salva todo. Él sólo salva las cosas que tienen que ver con el amor y que acaban permaneciendo para la eternidad. Aquello que no tiene nada que ver con el amor es borrado y olvidado, va a parar a la papelera. Pero la papelera no quiere decir infierno (risas).
Esto que yo dije no es para ser tomado en serio… es una forma de jugar con estas ideas.
* En Painel Ciencia e Cultura: www.unimep.br/fc/painelonline/painel42_03b.htm
Traducido por: Andrés Omar Ayala – 2015
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