Los árboles mantienen la vida a través de la tarea crucial de convertir el dióxido de carbono en oxígeno. Alimentan a humanos y a otros seres con frutas y frutos secos e incluso, después de morir, si se les deja en su sitio proveen hogar y almacenamiento de alimentos para una gran variedad de animales. Sería una meta honorable el ser tan servicial como un árbol.