Reflexión en la era de Donald Trump: en tiempos de calma, los seres humanos aparentemente no aprendemos prácticamente nada, es por eso que la vida nos pone frente a estas situaciones difíciles para retarnos, para obligarnos a crecer, a ser más compasivos, más amorosos, más inteligentes, más empáticos, en otras palabras, más humanos.
«Cuando pensamos que tenemos todas las respuestas, la vida nos cambia las preguntas». Mario Benedetti
Cada noche cuando miramos hacia el cielo, la mayoría de la gente puede sentir una calma inexplicable viendo todas las estrellas brillar sobre ese fondo negro, y muchos hemos llegado a decir Ah, que calma se siente, pero paradójicamente también sabemos que el universo no es un lugar calmado, al contrario, es uno de los lugares más inestables; la calma implica inmutabilidad y el universo no es inmutable, está en un constante cambio. Entre las cosas estables podemos pensar por ejemplo en las rocas, ya que generalmente permanecen en el mismo estado; si no las movemos, ellas van a permanecer ahí en su lugar por siglos, inmutables.
Nosotros los seres humanos también cambiamos continuamente, hay días que estamos muy contentos, otras veces estamos tristes, preocupados o enojados, un día comemos una cosa y al día siguiente tratamos de comer una cosa diferente. También estos cambios se producen con todo lo que nosotros los humanos hacemos, queremos, necesitamos y pensamos. Todos los días en nuestras vidas hay cambios y más cambios.
A menudo los seres humanos nos «acomodamos en la calma», a todos nos gusta ese estado de paz la cual nos da cierto orden, tranquilidad, calma y nos hace sentirnos más o menos felices.
La vida tampoco es estable, esta se conforma de altas y bajas, de tiempos de calma y tiempos de tempestad, y de vez en cuando, la vida nos pone frente a verdaderos huracanes y debemos ser muy fuertes e inteligentes para poder salir adelante en tales circunstancias.
Los acontecimientos de este año nos están indicando que estamos entrando en tiempos turbulentos, los aires huracanados están soplando por todo el mundo, por ejemplo, En abril los ingleses se estaban preparando para votar para que Inglaterra saliera de la Unión Europea, mientras que en los Estados Unidos Donald Trump iniciaba si carrera hacia la presidencia; y en agosto Colombia se preparaban para votar por el sí o el no al plebiscito con las FARC.
En contra de todos los pronósticos, la mayoría de los ingleses votaron por dejar la Unión Europea, los colombianos votaron por el no a las condiciones del plebiscito de con las FARC y Donald Trump ganó la presidencia de los Estados Unidos.
A mucha gente no le gusto estas decisiones, pero eso es parte de la democracia, nos guste o no, algunas veces algunos ganan y otras pierden.
El ganar o perder unas votaciones es de todos los días en cualquier país, pero las consecuencias a futuro de estas tres votaciones es lo verdaderamente importante, tanto para los que ganaron, como para los que perdieron.
Un ejemplo de esto es la victoria de Donald Trump; su retórica a través de toda su campaña electoral fue agresiva, misógina, discriminadora, abusiva, anti-inmigrante y racista, pero aun así, el mecanismo electoral vigente en los Estados Unidos decidió que él fuera la persona que va a dirigir el destino de este país, e indirectamente, el destino del resto del mundo, por lo menos en los próximos 4 años. Recordemos que somos una parte del tejido interdependiente de todo lo existente.
El triunfo del candidato Republicano ha creado un sinnúmero de protestas en contra de él, no solo en los Estados Unidos, sino a través de todo el mundo. En todo el mundo está causando una gran tempestad.
Pero como sabemos, después de la tempestad, inexorablemente llega la calma, pero aquí lo importante es lo que en este tiempo tempestuoso aprendamos.
Esta no es la primera vez que el mundo se enfrenta a situaciones tan difíciles como actualmente estamos viviendo. Recordemos las cruzadas, las invasiones y conquistas por parte de los europeos a casi todo el mundo, la inquisición católica y protestante, las guerras de independencia y las revoluciones, la primera y segunda guerras mundiales, la guerra fría, solo por citar algunas, claro, sin olvidar todas las epidemias sufridas hace siglos y las actuales; en cada una de estas etapas de nuestra historia, las primeras reacciones fueron las de impotencia y desaliento, miedo, dolor y muerte, muchas muertes, pero después algunos tomaron las armas y otros las plumas para luchar en contra de las injusticias. Algunos sacaron lo peor de ellos pero la mayoría sacaron lo mejor de la raza humana. En tiempos de calma, los seres humanos aparentemente no aprendemos prácticamente nada, es por eso que la vida nos pone frente a estas situaciones difíciles para retarnos, para obligarnos a crecer, a ser más compasivos, más amorosos, más inteligentes, más empáticos, en otras palabras, más humanos.
Que es lo que vamos a aprender cada uno de nosotros, eso no lo sé, eso es cuestión de cada uno de nosotros, peo si sé que si no logramos como raza humana y como individuos aprender de los tiempos tempestuosos, volveremos invariablemente a sufrir los mismos eventos una y muchas veces más.
Hoy más que nunca, nosotros los unitarios universalistas, necesitamos poner en acción nuestros siete principios para ayudarnos a nosotros mismos y ayudar a todos aquellos que nos rodean a sortear estos tiempos tempestuosos mientras llega la calma.
Roberto Padilla
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