Oraciones escritas con tu puño y letra, que emergen de tu relación más profunda con el Poder Superior, pueden ser un gran legado para tus hijos y para la comunidad unitaria.

Un principio fundamental de la hermandad Unitaria Universalista es la libertad para que cada quien construya su propio credo o consolide aquel que ha adoptado por tradición, por costumbre o por cualquier otra razón. La pieza angular de un credo libre de dogmas religiosos, es la relación íntima con Dios, ya sea mediante la meditación (que es un tema que abordaré en un próximo artículo), mediante la reflexión (que es un medio menos intuitivo y más racional que la meditación) y por último, a través de la oración. Pero quien tiene un credo independiente, tiene un mundo enorme por conquistar, tiene ante sí un camino empinado muy largo por recorrer, y en este sentido, carece de algunas herramientas que podrían serle muy útiles. Una de estas herramientas puede ser la oración. Un unitario de credo independiente no cuenta con  un conjunto de oraciones representativas de sus convicciones espirituales, y por la misma esencia de su credo, no sentirá mucha apetencia por seguir un libro de oraciones católicas por ejemplo. Aún más, los salmos del Antiguo Testamento pueden resultarle insípidos, carentes de una verdadera y legítima espiritualidad. Ante este panorama, el unitario puede optar por construir sus propias oraciones. Algo así como un traje a la medida, pero compartiendo una base común con los valores primordiales como lo son, la justicia, la bondad y la belleza; y congruente con los valores esenciales de la ética: la prudencia, la tolerancia, la templanza y la fortaleza. Luego pienso que sería muy interesante que aquellos que han escrito sus oraciones particulares las compartieran con los demás unitarios, y así crear un “libro de ayuda espiritual” para todos aquellos que en un momento dado, sienten la necesidad de obtener fortaleza espiritual para enfrentar cualquier desafío u obstáculo. Un documento de ese tipo, contribuiría a darle una identidad más propia a la iglesia UU de América Latina y  a la vez, podría enriquecer el acervo de literatura y de pensamiento de los unitarios-universalistas a nivel mundial.

 

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Javier Soto
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Javier Soto

Soy costarricense, tengo 52 años, desde hace 10 años soy un profesional independiente, lo cual me liberó de horarios y me ha facilitado profundizar más mis estudios en la filosofía perenne o pansofía. He sido un buscador de ese “máximo factor común” de las religiones y de las diferentes sabidurías, que reúne y armoniza los ingredientes más importantes de cada una de ellas, lo cual es muy importante para mí, ya que de esa forma puedo tener certeza sobre cuál es la “mejor estrategia posible” para amar, conocer y unirme al Poder Superior antes y después de mi muerte material. La iglesia unitaria universalista representa y estimula en sus miembros esa búsqueda del máximo factor común. Por eso es mi segunda casa.