El domingo 21 de enero las iglesias Unitarias Universalistas conmemoraron el 450 aniversario del Edicto de Torda, proclamado el 13 de enero de 1568, por el rey Juan Segismundo Szapolyai (1540-1571) de Transilvania.
El Edicto de Torda, tiene inmensa significación para nosotros los Unitarios, primero porque declara la libertad religiosa, idea nunca oída ni menos practicada en Europa hasta entonces y segundo, porque Juan Segismundo fue el primer y único rey Unitario en la historia.
A continuación, el Edicto de Torda según traducción de Wikipedia.
«Nuestra Real Majestad, según decidió en los debates mantenidos anteriormente en su país sobre asuntos de religión, confirma junto con esta Dieta que todo orador predicará el evangelio según su propia concepción, en cualquier lugar si esa comunidad está dispuesta a aceptarlo o, en caso contrario, nadie deberá forzarlo sólo porque su alma no se sienta satisfecha con él. Y nadie, ni dirigentes religiosos ni otros, podrá causar daño a un predicador por esta o por las anteriores constituciones; nadie podrá ser acusado a causa de su religión. Nadie tendrá permiso para amenazar a otros con prisión ni privar a nadie de su cargo a causa de su confesión: porque la fe es el don de Dios y procede de una predicación y la escucha es por la palabra de Dios.»
Aquellos que estén interesados en saber más acerca de este documento y su historia pueden leer el trabajo de nuestro amigo Jaume de Marcos Andreu, fundador del grupo Unitario de Barcelona. www.academia.edu/3588481/El_Edicto_de_Torda.
Otro personaje sumamente importante en este edicto, fue Dávid Ferenc (1510 – 1579) reformador y humanista húngaro, fundador de la iglesia Unitaria de Transilvania.
En la foto aparece Dávid explicándole al rey y al concilio de iglesias reunido en Torda, las bases teológicas del Unitarismo. Tal fue la impresión causada por Dávid y por el Unitarismo, que el rey se convirtió a nuestra religión. Dávid también influenció al rey para que publicara el Edicto de Torda.
Tras la muerte del rey, la Contrarreforma Católica llegó a Transilvania. Bajo el mandato de su sucesor, Esteban Báthory, Dávid Ferenc fue condenado a cadena perpetua. Tristemente, él murió en prisión en el castillo de Déva poco después de ser encarcelado.
Yo tuve la oportunidad de visitar esa lúgubre prisión y de cantarle allí “Fuente de Amor” a Dávid como un pequeñito tributo a su heroica vida.
Rev. Lilia Cuervo
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