Por Julio Noboa
Tomó años, pero poco a poco a través del constante adoctrinamiento cristiano, un retrato claro de María Magdalena como la mujer caída fue grabado en mi mente. ¿No fue Magdalena la prostituta a quien Jesús salvó de la cruel lapidación? ¿No era ella, esa mujer salvaje que derrama aceites perfumados sobre los pies de Jesús y los secó con su cabello?
Sólo cuando empecé a darme cuenta de la belleza femenina, se me ocurrió pensar…. ¿Cuán sensual debería haber sido tocado de esta manera por una mujer? Y, al igual que la mayoría de mis amigos adolescentes en la iglesia Adventista Del Séptimo Día, tenía muchas preguntas acerca de Jesús. “Si era él en realidad un hombre, ¿tenía deseos sexuales?… ¿tenía novias, amantes o esposa?”
Hay millones que ven a Jesús como el Mesías, así también lo vieron mis propios padres, quienes me dieron su amor incondicional y una base moral y digna para vivir bien. Con todo respeto a ellos y a millones de cristianos auténticos, yo tengo otra perspectiva del Jesús de Nazaret. Yo aprecio a Jesús como un sagrado mensajero, uno de los muchos enviados por el Gran Espíritu de Vida a la humanidad. Su valor y ejemplo como maestro, guía moral y hombre de compasión, no se ve disminuido de ningún modo por el simple hecho de que él pudiera plenamente amar a una mujer.
Y si esa mujer pasó a ser María Magdalena, la que estaba allí cuando fue crucificado, la que ungió su cuerpo para el entierro y la primera persona a quien Cristo Resucitado se le apareció, entonces que así sea.
Estos fueron mis pensamientos sobre la Magdalena durante décadas, es decir, hasta que empecé a leer más allá de los textos oficiales prescritos por el credo fundamentalista de mi infancia espiritual.
Los estudiosos han comenzado por fin a desenredar todas las confusiones acerca de esta mujer excepcional, tan marginada y degradada por el cristianismo tradicional. La conspiración contra ella por varios patriarcas de la iglesia se ha comprobado y detallado en varios libros, una de los cuales fue escrito por Cynthia Bourgeault, y se titula, El Significado de María Magdalena: Descubriendo la mujer en el corazón del cristianismo.
Un conspirador fue el Papa Gregorio I, quien fue el primero en identificarla como una prostituta casi 500 años después de su tiempo. No fue hasta 1969 que la Iglesia Católica oficialmente derogo las escrituras del papa Gregorio, pero el daño ya estaba hecho. El papel de María Magdalena como una prostituta había sido echado en la mente de millones y, todavía hoy se promueve esa imagen de ella en las iglesias cristianas de todo el mundo.
Los evangelios escogidos en donde aparece en la Biblia, dicen muy poco sobre ella; Jesús había expulsado a siete demonios en ella, nos dice dos veces dicho libro. Sin embargo, nos encontramos en Lucas que Magdalena estaba entre un grupo de mujeres que no sólo seguía a Jesús junto con los 12 discípulos, sino que le proporcionó el sustento. Lucas 8, afirma que, «estas mujeres estaban ayudando a apoyarlos con sus propios medios.»
Sin embargo, no es en los evangelios oficiales que se aprende más sobre la Magdalena. Es solo en los otros evangelios, los que fueron excluidos deliberadamente del canon aceptado en el 325 D. C. por el Consejo de Nicea auspiciado por el emperador Constantino. La mayoría de estos otros evangelios gnósticos fueron declarados heréticos, y se quemaron, muchas veces junto con sus adherentes.
Eso habría sido el final del cuento hasta que en 1945, un descubrimiento mayor revela toda una biblioteca de evangelios que proporcionan una narración más completa de la historia de Jesús. Estos eran los rollos de
Nag Hammadi que se encuentra en el Alto Egipto. El Evangelio de María Magdalena ya había sido descubierto en 1856 en El Cairo, y con esa evidencia, se confirmaron muchas historias sobre la Magdalena que habían sido en alguna vez desacreditadas.
En estos evangelios, María Magdalena es retratada como una apóstol de buena fe con Jesucristo. Sin embargo, ella era también, especialmente amada por Jesús y, de acuerdo con el Evangelio de Tomás, «…. la compañera del Salvador es María Magdalena. Cristo la amaba más que a todos los discípulos, y la besaba a menudo en la boca.»
Toda la evidencia de estos evangelios confirma que María Magdalena era no solo la amante de Jesús, pero también, compañera, apóstol, y una líder por su propio derecho. No es de extrañar, poniendo las diferencias teológicas a un lado, que los padres de la iglesia católica, sexistas y patriarcales como ningunos otros, encontraron aún más motivos para destruir estos evangelios.
En las pantallas de hoy, hay dos grandes películas controversiales, La Pasión de Cristo y la Ultima Tentación de Cristo; ambas perpetúan la vieja mentira de que Magdalena era una prostituta reformada. Tal vez algún día, un alma valiente tendrá los recursos y la voluntad de mostrar la verdadera María en la pantalla grande, como lo hizo Salma Hayek con la vida y obra de Frida Kahlo en la excelente película “Frida”.
La historia de la Magdalena podría inspirar a millones con su ejemplo de virtud, amor y sacrificio. Posiblemente, no hubo otra persona fuera de su propia madre, que sufrió la crucifixión de Jesús más profundamente que la Magdalena.
Basado en un articulo publicado en junio de 2004 en La Voz de Esperanza de San Antonio, Texas.
Julio Noboa
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