El humor es algo muy serio, sagrado y saludable para todos, incluyendo a Dios. Todos sabemos los beneficios que trae la risa a nuestros organismos y a nuestro espíritu; así como el llanto lava nuestra alma, la risa la fortalece.
Hace algunas semanas, buscando alguna película en la televisión que me interesara, encontré una vieja película donde un rey tenía un séquito de bufones que lo entretenían cuando él se sentía triste o cansado. Esto me puso a reflexionar sobre ¿a dónde se han ido esos antiguos payasos? ¿Por qué actualmente solamente nos preocupan cosas como la guerra, el terrorismo, las enfermedades pandémicas, las deportaciones masivas o el pandillerismo en las calles de nuestros vecindarios?
Actualmente las noticias que acaparan nuestra atención son con tono triste, irónico y/o alarmista. ¿Donde han quedado esos tiempos en que esperábamos ansiosamente la llegada de algún circo a nuestra ciudad y reíamos con los actos de los payasos, o de aquellos fines de semana en que nos reuníamos con toda la familia para comer y hacíamos de toda la tarde del domingo una gran sobremesa riéndonos de los demás y de nosotros mismos? Pareciera que ya no es importante ser los protagonistas de la risa en nuestras vidas; hemos relegado la responsabilidad de ser graciosos a los profesionales de la industria del entretenimiento, o sea que ahora la risa cuesta y nos cuesta mucho dinero obtenerla y esto me lleva a pensar que ese júbilo idiota y absolutamente gracioso parece estar pasado de moda en algunos círculos de nuestra sociedad moderna.
Nosotros los latinoamericanos, estamos muy acostumbrados a reírnos, a reinos a la menor provocación, pero también veo que la tristeza, el desánimo y la frustración son contagiosas. Tal vez estamos tan preocupados por conseguir más dinero para darles a nuestros hijos lo que “nosotros no tuvimos” y/o estamos tan preocupados por la inseguridad que ellos corren en las calles o escuelas.
Hay un proverbio judío que en varias ocasiones le escuché a una amiga hace mucho tiempo que dice “El hombre planea y Dios se ríe”.
Hay algo de cierto en lo que dijo Saunders en cuanto a que la vida es lo que nos sucede mientras estamos ocupados haciendo otros planes, como dice un proverbio mexicano “Dios pone, uno dispone, llega el diablo y todo lo descompone” ¿Cómo respondemos a lo inesperado? ¿Cómo lidiamos con nuestras propias debilidades y limitaciones?, y ¿Cómo respondemos a las debilidades y limitaciones de aquellos que nos rodean?
Como personas adultas que somos, tendemos a tomarnos muy en serio nuestras palabras y nuestras acciones, así como las palabras y acciones de aquellos que nos rodean. Pedimos seriedad para todo. Por ejemplo, en la mayoría de juntas de trabajo a las que asistí aquí en la iglesia en San José CA, siempre empezamos con una gran sonrisa, pero cuando ya entramos en asuntos de trabajo, la sonrisa desaparece y pasamos mucho tiempo discutiendo para tratar de encontrar las palabras precisas y exactas que se deben usar, nuestras opiniones son generalmente frías y calculadas, para no herir en la mayoría de las veces los sentimientos de los demás. Créanme, eso es en la mayoría de las veces muy desgastante.
En las grandes y pequeñas corporaciones esta situación es mucho más aparente. Ya que el trabajo merece respeto y seriedad, los bufones no son bien vistos en ninguna reunión de trabajo. ¿Y que pasa en las iglesias de las diferentes denominaciones religiosas alrededor del mundo? Tampoco lo bufones son bien vistos, ya que la palabra de Dios, Ala, Yahvé, del universo o como queramos llamarle, es algo muy, pero muy serio. ¿Pero, realmente Dios es muy serio o es que las diferentes religiones nos han enseñado a verlo de esa manera? Esta es una cuestión teológica.
Yo siempre he pensado que Dios tiene un gran sentido del humor y que él se ha de estar riendo de nosotros a cada momento por todo lo que pensamos, decimos, hacemos o dejamos de hacer. Para mí, Dios es el más grande de los bufones que han existido, existen y existirán, aunque la gran mayoría de las veces no logremos entender su fino sentido del humor.
Por ejemplo, me supongo que cuando Dios creó el cielo y la tierra, a los animales, al hombre y a la mujer (pongo después del hombre a la mujer porque así lo dice la Biblia, no yo) y por supuesto al árbol de la vida y del conocimiento, y a la serpiente, creo que en su mente debió haber gestado una broma para ese par de inocentes llamados Adán y Eva.
Imaginen lo gracioso que ha de haber sido para él el decirles con esa cara de seriedad “Ustedes pueden tomar y comer de todo lo que hay en este jardín, excepto del árbol de la vida y del conocimiento, el cual se encuentra en el centro del jardín. Yo creo que la idea era que ellos “desobedecieran”, de lo contrario no les hubiera dicho nada y mucho menos les hubiera dado la ubicación exacta de dicho árbol. Dios no es tonto, ni deja nada al azar.»
Dios se ha de haber retirado de ahí muerto de la risa diciendo: “Lo primero que van a hacer ese par de bobos es ir a buscar el árbol y van a comer de sus frutos, como que dos y dos son cuatro; Y entonces, yo voy a llegar poniendo una cara de padre ofendido, gritando y tronando de enojo, porque me desobedecieron y como me voy a reír de ellos al ver sus caras de niños regañados cuando yo les reclame por su desobediencia… Ja, ja, ja, ja, que divertida situación”.
Ahora, de acuerdo con los planes de Dios y con palabras de la Biblia, Adán y Eva comieron del fruto del árbol prohibido y según cuenta ese libro gordo que todo el mundo tiene en sus casas, pero que casi nadie lo ha leído, a Adán y a Eva se les abrieron los ojos y se dieron cuenta de que se encontraban desnudos y les dio pena y buscaron algo para taparse. Yo creo que no les dio pena, sino que les dio risa de lo que vieron de cada uno de ellos.
Ahora imagínense otra broma de Dios: A Moisés le pidió que sacara al pueblo judío de Egipto, con la promesa de llevarlos a la tierra prometida. Para eso, Dios montó todo un espectáculo digno de un Oscar por los efectos especiales: Siete plagas, apertura del Mar Muerto para que la gente pudiera pasar al otro lado, zarzas llameantes entre truenos y relámpagos para poder entregarle a Moisés las piedras con los 10 mandamientos. Pero algo que no les dijo es a donde estaba la tierra prometida, ni cuando la iban a encontrar. Que buena broma. Estos y otros textos de la Biblia nos dan a entender una característica divina: el sentido del humor, el sentido del humor de Dios.
Un día Dios habló con Noé y le dijo: «Oye Noé, construye una barca muy grande, porque voy a inundar todo esto». Y Noé se lo creyó, y se puso a construir un barco en medio del desierto. Ya me imagino lo que le han de haber dicho los vecinos de Noé: Pero Noé, ¿eres tonto? Para que estas construyendo un barco, si aquí no hay playa ni ríos para que puedas navegar en tu barco. Yo en lo personal creo que Dios no iba a inundar nada, pero cuando vio a Noé tan ilusionado con su arca, ha de haber dicho: «Voy a mandar el diluvio, pero sólo una vez, para que este chico no quede mal».
También fue muy buena broma la que le gastó a Abraham, a quien le dijo: «Sacrifica a tu hijo». Y Abraham lo intentó. Es que los hombres se lo tomaban todo tan en serio. Menos mal que Dios lo paró: «¡Eh!, ¡Abraham, suelta el cuchillo. ¡Qué bromista! Claro, eso debía ser la famosa gracia de Dios.
Eso sí, creo que alguna vez a Dios se le fue la mano en sus bromas, porque lo que le hizo a Job no tuvo nombre, por no decir alguna mala palabra. Dijo Dios: «Me he enterado que hay un tal Job que cree en mí por encima de todas las cosas. Vamos a comprobarlo». Para empezar, Dios, dice la Biblia, mata a sus siete hijos y a sus tres hijas, después queda totalmente arruinado; no conforme con eso, Job se enferma de pies a cabeza, y tras cada prueba, Dios mandaba a dos ángeles para preguntarle:
«Oye Job, ¿sigues creyendo en Dios por encima de todo?». Al final, Dios le regresa todas sus riquezas, a sus amigos, y Job tiene siete hijos y tres hijas otra vez.
El libro de Jonás acaba con estas palabras de Dios: Tú te compadeces del ricino (un tipo de árbol)…y ¿Cómo yo no habría de compadecerme de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre el bien y el mal, y una gran cantidad de animales? (Jon 4, 10-11).
Como se ve, es muy encomiable la preocupación de Dios por los animales, que me imagino que era el ganado doméstico, algunos perros y gatos, cuando estaban en juego ciento veinte mil personas.
El sentido del humor es una cualidad que Dios nos otorgó al crearnos a su imagen y semejanza. A Dios a veces le gusta jugar al escondite en la Biblia, a veces parece que se desdice, otras parece que se corrige, a ratos parece que se contradice. Creo que si realmente él escribió la Biblia a través de los hombres que escribieron cada pasaje de la Biblia, nos los dio para que pensemos, para espolear nuestra inteligencia. En su escrito nos deja bien claro que sabe que la humanidad no somos tontos y que también tenemos su mismo sentido del humor. Encontrar humor en cualquier tema es sinónimo de una mente sana que es capaz de ver todas las caras de la moneda.
Ese mismo sentido del humor que Dios posee, nos los transmitió a nosotros, veamos un par de ejemplos de ello.
Una señora española les explicaba a sus hijos el Génesis: Dios era la leche, pero tenía sus cosillas. Yo no quiero molestar, pero pienso que muy trabajador, muy trabajador…no era, porque teniendo toda la eternidad por delante, el tío hizo el mundo en una semana y se dio el resto de la eternidad de vacaciones. Y no crean que se hernio, o se le lastimaron las manos, oh no, el primer día de trabajo se levanto y dijo, Hágase la luz, y la luz se hizo, pero que yo sepa, el no puso ni un solo enchufe,, ni un solo bombillo. Al siguiente día se levanto y dijo: Háganse los planetas. Eso háganse. Y con respecto a los seres humanos, yo creo que podía haberse esforzado un poquito más, porque pudiéndonos hacer como a Terminator, con piezas de metal reemplazable, nos hizo de barro como a las casuelas y los jarros.
He aquí otro ejemplo: Un amigo le dice a otro: A mi lo que me gusta de la Biblia es que Dios es partidario del nudismo, como yo. De lo que no es partidario es de la fruta. ¿Por qué? responde el otro amigo. Porque a Dios no le importaba que Adán y Eva estuvieran en pelotas en el paraíso, pero cuando se comieron una manzana, se dio una enojada, que los corrió del paraíso. Por supuesto, Dios era bueno, pero con un límite, por eso los castigó. A Adán le dijo: “Té te ganarás el pan con el sudor de tu frente”, Aunque aquí tengo una duda, ¿ya había pan y panaderos en aquel entonces? Y a Eva le dijo “Y tu parirás con dolor” y me supongo que a Dios le ha de haber dado mucho coraje que muchos años después, los médicos hayan inventado la anestesia epidural, que hace que las mujeres paren sin dolor. Esas son ganas de llevarle la contra a Dios.
Las bromas que Dios nos hace a los humanos son cosa de todos los días. Cuando los grandes científicos, los filósofos, o los teólogos logran encontrar alguna respuesta, Dios les cambia la pregunta. Ese sentido del humor que Dios tiene, también nos lo puso en nuestros genes para que hiciéramos uso de el, como es la digestión, la imaginación o el descanso. El sentido del humor lo tenemos para poder sobrellevar más fácilmente los difíciles retos que la vida nos va poniendo enfrente diariamente. Esto lo podemos ilustrar en nuestra cultura latina, que es la cultura que yo más conozco. Algo muy triste y doloroso para cualquiera es la muerte de algún ser querido o de algún amigo. Cuando esto sucede, ponemos nuestra cara de tristeza, nos vestimos de negro en señal de duelo y vamos al lugar donde se esta velando a nuestro ser querido y decimos lo tristes que nos sentimos por la perdida, estos son momentos muy difíciles para todos, pero con forme va transcurriendo el tiempo, se van haciendo corrillos y se empiezan a contar chistes de todos los tonos, incluyendo los chistes de muertos y viudas. En ocasiones tratamos de que nuestra risa no se escuche, aunque en algunas veces eso es imposible y terminamos llenado el lugar del velorio de carcajadas, rezos, llanto y más risas. Nosotros los latinoamericanos hacemos chistes de todo y de todos, no se nos escapa nadie, válgase, ni Dios.
La risa, también es algo muy serio, Hunter Adams médico estadounidense mejor conocido como Hunter “Patch” Adams nos enseño el efecto curativo de la risa, El fundó el instituto Gesundheit en 1971. Adams actualmente vive en Arlington, Virginia, donde promueve medios alternativos de sanción para enfermos en colaboración con el instituto. Es el inventor de la risoterápia con fines médicos y terapéuticos, y es el responsable de la inclusión de ésta en la medicina moderna. Quizás uno de los casos más claros del poder de sanción de la risa lo constituye el del editor de la revista estadounidense Saturday Review , Norman Cousins. Después de que le diagnosticaron una espondilitis anquilosante incurable (enfermedad que ataca la espina dorsal y provoca parálisis) y le auguraron poco tiempo de vida, Cousins descubrió que por medio de la risa podía encontrar la solución a su mal: cada vez que reía, las carcajadas aliviaban las molestias de su costado y verificó que 10 minutos de risa le proporcionaban dos horas de sueño sin dolor. Durante varios meses vio películas chistosas, leyó libros sobre el humor y, tras unos meses, pudo volver a caminar, incluso a practicar deporte. Hoy en día, Cousins está considerado como el verdadero faro de la medicina de la risa.
En reconocimiento a su coraje, convicción y esfuerzo en esta disciplina médica, Hunter “Patch” Adams fue nombrado catedrático en la universidad de UCLA, en Los Ángeles California. Sus trabajos sobre la terapia del humor, la medicina mente/cuerpo y la función de las emociones positivas y la inmunidad son muy respetados en el campo médico.
La risa tiene un gran poder curativo, efecto ampliamente estudiado por los especialistas. Es que el humor es una fuerza potente: fortalece el sistema inmunológico y reduce en el organismo el nivel de las hormonas relacionadas con el estrés (como el cortisol y la epinefrina). Por medio de la risa se puede lograr el aumento de las células T, que defienden al cuerpo de los tumores y los virus.
Cuando nos reímos, ponemos en funcionamiento todos los músculos de la cara y del cuello, así como algunos músculos del tórax y del abdomen que muy raramente los ponemos a trabajar, además de los músculos de los brazos y las piernas. Internamente liberamos endorfinas que son las hormonas que nos dan placer y nos quitan el dolor en una forma natural.
También la risa es un tratamiento de belleza natural, ya que, al reírnos, muchas de las arrugas de nuestro rostro y cuello desaparecen. Es mejor reírse que tomar cápsulas de multi-vitaminas, ya que la risa provoca que nuestro apetito aumente naturalmente.
El humor es algo muy serio, sagrado y saludable para todos, incluyendo a Dios. Todos sabemos los beneficios que trae la risa a nuestros organismos y a nuestro espíritu; así como el llanto lava nuestra alma, la risa la fortalece. Lo que sugiero es que nos reconectemos a una especie de locura sagrada, a la locura del buen humor y la risa. Estoy sugiriendo que veamos a la realidad como es y no como la realidad convencional nos dice que es, estoy sugiriendo que incluyamos el sacramento de la risa en todos nuestros actos, en todas las situaciones, estoy sugiriendo reírnos de todo, de todos y sobre todo, de nosotros mismos.
Roberto Padilla
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