Por: Pat Mora/ Traducción Lilia Cuervo/ foto por: panioan. CC licence
En estos tiempos amenazantes para el inmigrante indocumentado, para sus niños y jóvenes desplazados en busca de mejor salud, educación y seguridad, para la mujer pobre, para los ancianos y para aquellos que parecemos o somos diferentes, este poema escrito para la mujer universal, brinda esperanza de que la sanación es posible cuando nos unimos en solidaridad destruyendo barreras y brindando hospitalidad y compasión.
Esto es precisamente lo que los Unitarios Universalistas estamos llamados a brindar, impulsados por nuestros hermosos principios los cuales hemos convenido afirmar y promover. En este poema veo reflejados nuestro Primer principio que nos habla del valor y la dignidad inherentes en cada persona; nuestro segundo principio que nos incita a practicar la justicia, equidad y compasión en las relaciones humanas y nuestro séptimo principio que nos llama a respetar el tejido interdependiente de todo lo existente del cual somos una parte.
Por Pat Mora*/ Traducción por Lilia Cuervo
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer Iroqués quien alimentó los labios hambrientos de los niños
mientras sus hermanas plantaban estrellas en la tierra oscura
con un azadón de palo.
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer quien frotó aceite caliente en los nudosos pies de sus vecinos
cuando el invierno de Plymouth rondaba y aullaba afuera de la puerta.
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer quien cosió fe en cada puntada,
vestiduras confortantes hechas al ritmo del español, para los bebés
nacidos al silencio del desierto.
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer quien sazonó sopas con pimienta y esperanza
mientras sus días la separaban de los perfumados suspiros
de los árboles que ella amaba.
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer quien para poder poner a sus hijos en la escuela,
entrenó su lengua terca a envolverse
alrededor de ese espinoso idioma, el Inglés,
Tomémonos ahora de las manos con la mujer
quien arrulla al recién nacido en medio de cáscaras de naranja y periódicos
quien enseña a abuelas a encadenar letras formando así una palabra
quien le susurra a la mujer muriendo con un solo seno
quien sostiene a una esposa cuyo rostro está más quebrado que cualquier hueso
quien baña a la mujer hallada durmiendo en la nieve negra
quien danza con la viuda al son de viejas canciones de flautas y tamboril tomémonos ahora de las manos con esa mujer.
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer quien apoya a su hermana en Bosnia, Detroit,
Somalia, Guatemala, Juárez y Cincinnati,
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer quien confronta ojos destellantes y bocas de fusiles,
sin embargo se levanta y protesta en Yoruba, Inglés, Polaco, Español,
Chino, Urdu.
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer quien caminó solitaria en el aliento del desierto y del bosque,
quien llena su voz de esmeraldas, plumas, y anillos ondeando desde el río.
Tomémonos ahora de las manos
con la mujer quien dirige, con la mujer quien sigue,
con la mujer quien cocina, con la mujer quien construye
con la mujer quien llora, con la mujer quien ríe,
con la mujer quien sana, con la mujer quien reza,
con la mujer quien planta, con la mujer quien cosecha,
con la mujer quien canta, con la mujer cuyos espíritus se elevan.
En este tiempo que teme la fe, tomémonos de las manos.
En este tiempo que teme lo sucio, tomémonos de las manos.
En este tiempo que teme la edad, tomémonos de las manos.
En este tiempo que teme tocar, tomémonos de las manos.
Manos pardas, manos temblorosas, manos encallecidas, manos blancas,
manos débiles, manos cansadas, manos frías, manos nuevas, manos
negras, manos intrépidas.
En pueblos y ciudades y villas, mano en mano, hand in hand,
en montañas y valles y llanuras, un anillo de mujeres rodeando
al mundo, el anillo fuerte al unirnos alrededor de nuestro florecido hogar, esta tierra, tomémonos de las manos.
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* Pat Mora nació en El Paso, Texas. Ella escribe poesía, ensayos y libros para niños. Pat
contribuyó este poema al curriculum “Rise Up and Call Her Name” creado por Liz Fisher, de donde Lilia Cuervo hizo esta traducción.
LET US NOW HOLD HANDS
by Pet Mora
Used by permission.
Let us now hold hands
with the Iroquois woman who fed berries to children’s hungry lips
while her sisters planted stars in the dark earth with a wooden hoe.
Let us now hold hands
with the woman who rubbed hot oil into her neighbor’s gnarled feet
when Plymouth’s winter prowled and howled outside their door.
Let us now hold hands
with the woman who sewed faith into each stitch, cloth comforts
pieced to the rhythm of espanol for babies born to the silence of the desert.
Let us now hold hands
with the woman who seasoned soups with pepper and hope
as her days took her further from the perfumed sighs of trees she loved.
Let us now hold hands
with the woman who trained her stubborn tongue to wrap
around that spiny language, English, to place her child in school.
Let us now hold hands with the woman
who croons to the newborn left amid orange rinds and newspaper
who teaches grandmothers to link letters into a word
who whispers to the woman dying with one breast
who holds a wife whose face is more broken than any bone
who bathes the woman found sleeping in black snow
who dances with the widow to old songs of flutes and tambourines
Let us now hold hands with that woman.
Let us now hold hands
with the woman who holds her sister in Bosnia, Detroit,
Somalia, Guatemala, Juarez and Cincinnati.
Let us hold hands
with the woman who confronts the glare of eyes and even gunbarrels,
yet rises to protest in Yoruba, English, Polish, Spanish, Chinese, Urdu.
Let us hold hands
with the woman who walked alone in the breath of desert and forest,
who fills her voice with emeralds, feathers, with rings rippling from the river.
Let us hold hands
with the woman who leads, with the woman who follows,
with the woman who cooks, with the woman who builds,
with the woman who cries, with the woman who laughs,
with the woman who heals, with the woman who prays,
with the woman who plants, with the woman who harvests,
with the woman who sings, with the woman whose spirits rise.
In this time that fears faith, let us hold hands.
In this time that fears the unwashed, let us hold hands.
In this time that fears age, let us hold hands.
In this time that fears touch, let us hold hands.
Brown hands, trembling hands, calloused hands, white hands, frail hands,
tired hands, angry hands, cold hands, new hands, black hands, bold hands.
In towns and cities and villages, mano a mano, hand in hand,
in mountains and valleys and plains, a ring of women circling
the world, the ring strong in our joining,
around our petaled home, this earth, let us join hands.
BIOGRAPHICAL NOTE
Pat Mora contributed her poem «Let Us Hold Hands,» which is part of the closing of this Session and the RISE UP journey we have taken together. A native of El Paso, Texas, Pat writes poetry, essays and children’s books. This poem will be included in a forthcoming
Rev. Lilia Cuervo
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