Lo que somos, lo hemos alcanzado gracias a la siembra de otros. Los
pensamientos, los valores, las ideas y los sentimientos que poseemos
tienen sentido porque hemos sido los receptores de conocimiento, de
bondad, amor y comprensión. Y por sobre todo, el Misterio que llamamos
Vida, se lo debemos a una presencia que aunque aún desconocida, está muy cerca de nosotros. Por estos regalos que se nos han
dado, ofrecemos gracias.
Y ahora, tengamos fe en la vida para plantar sabiamente, a fin de que
las generaciones futuras puedan cosechar aún más abundantemente de lo que nosotros lo hemos hecho. Recordemos a los viejos antepasados quienes nos amonestaron: Si plantas para un año, planta cereales; si plantas para diez, planta árboles; si plantas para los siglos, planta almas.
Seamos audaces en facilitar la cosecha de los sueños dorados de justicia
y fraternidad humana. Esto pedimos: que los campos de promesa se
conviertan en campos de realidad.
Emil Gudmundson- Canadá
Traducido por Lilia Cuervo de: One and Universal. Prayers and
Meditations from Around the World. Page 53. John Midgley. Editor.
Skinner House Books. Boston. 2002.
Iglesia de la Gran Comunidad
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